Reseña
Cinco o seis décadas atrás, algunos analistas comenzaron a percibir que las sociedades industrializadas más avanzadas el llamado Primer Mundo- estaba evolucionando hacia una nueva forma que al principio, y aunque más no fuera para tener un término de referencia, se la designó como posindustrial. Este vocablo originariamente había sido acuñado por el británico Arthur Penty en 1917, cuando todavía no concordaba por completo con la realidad del momento, pero el sociólogo estadounidense Daniel Bell lo rescató en 1962, presentándolo de una manera tal que consiguió despertar el interés de la comunidad científica.Por supuesto, muchos objetaron la corrección de tal denominación y eso dio lugar a la aparición de muchas otras interpretaciones: la sociedad de los servicios de Kenneth Boulding y Half Dahrendorf; la era de los sistemas de Russell Ackoff; la tercera ola de Alvin Toffler; la era posliberal de Sir Geoffrey Vickers; la sociedad activa de Amitai Etzione; la tecnocracia de Jean Maynaud; la tecnoestructura de John Kenneth Galbraith; la sociedad tecnológica de Jacques Ellul; la sociedad del valor conocimiento de Taichi Sakaiya; la aldea global de Marshall McLuhan; la economía de la información de John Naisbitt y Patricia Aburdene; el sistema mundial de Immanuel Wallerstein; la era de la información de Manuel Castells; la sociedad digital de Mercier, Plassard y Scardigli; la sociedad postradicional de Anthony Giddens; la sociedad poscapitalista de Peter Drucker; la sociedad posmoderna -derivada del concepto de posmodernismo que acuñara Federico de Onís en 1934 o del de posmodernidad que mencionara el historiador Arnold Toynbee en 1947-; la modernidad líquida de Zygmunt Bauman y, por ahora, la sociedad multimedial y la sociedad de redes, ambas de tan reciente denominación que pocos las conocen en la actualidad.Sea como sea, y cualquiera la denominación elegida, quedó claro que la evolución de la humanidad ya había pasado por dos etapas fundacionales que se extendieron por todo el mundo y que ahora estaba entrando en una tercera que, probablemente, pronto iniciaría su difusión universal: la primera de esas etapas hacía referencia a la sociedad agrícola, aparecida unos 8000 años antes de Cristo en Medio Oriente y representada por la invención de la agricultura, fenómeno también denominado Revolución Agrícola o Neolítica; la segunda era la sociedad industrial, surgida sobre la geografía británica a fines del siglo XVIII 1780 es la fecha convencional al amparo de la Revolución Industrial. Y, por último, la sociedad posindustrial, la que se efectivizó en Estados Unidos de América (EUA) cuando el número de obreros empleados en la fabricación de bienes de bienes tangibles- igualó al número de trabajadores ocupados en la generación de servicios bienes intangibles-, lo que tuvo lugar en torno al año 1950, según se considere o no a los trabajadores rurales, cuyo porcentaje, por lo demás, era y aún sigue siendo muy reducido.