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Comisario Montalbano: el final está cerca

Se calcula que puede ser el libro más vendido de la historia reciente de Italia. Hablamos de ‘Riccardino’, el libro que pone punto final a la serie del comisario Salvo Montalbano.
Saldrá a la venta el 16 de julio en Italia, justo un año después de la muerte de su autor, y se espera de él que sea el gran electroshock que reactive el alicaído consumo cultural en tiempos del coronavirus. 31 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo avalan la fuerza de Andrea Camilleri (1925-2019).

Mientras tanto, en España, hace tres días salió a la venta ‘Tirar del hilo’ (Salamandra/Edicions 62), entrega número 30 de la serie –incluyendo los libros de relatos– con el drama de los emigrantes en el Mediterráneo de fondo y que es la primera ya no escrita directamente por un Camilleri totalmente ciego sino dictada a su colaboradora –y agente literaria– Valentina Alferj, responsable directa de que Montalbano haya continuado unos cuantos libros más. En concreto, entre esta novela –publicada en Italia hace cuatro años– y la inminente ‘Riccardino’ hay otras tres, ‘La rete di protezione’ e ‘Il metodo Catalanotti’ (escritas con Alferj) e ‘Il cuoco dell’Alcyon’, muy anterior.

“Es imposible que nadie continúe a Montalbano”, afirma Alferj. ’Riccardino’ estuvo motivado por una conversación que él tuvo con sus amigos Manuel Vázquez Montalbán y Jean-Claude Izzo. Se pusieron a hablar de cómo les gustaría acabar con sus respectivos personajes, ‘yo mataría así a Pepe Carvalho’, esas cosas… Al poco tiempo de esa charla, en el 2000, se murió Izzo. Tres años después, Vázquez Montalbán, y él entró en pánico –‘ay, que no podré acabar a mi manera con Montalbano, como ellos no pudieron’–, así que se puso y, en el 2005, escribió el último volumen de la serie, ‘Riccardino’, por si le venía un infarto”. Lo metió en un cajón y luego lo reescribió en el 2016, actualizándolo con elementos de las novelas aparecidas en esos últimos once años. “Era feliz, me decía: ‘Montalbano acabará tal como su autor quería’”, recuerda Alferj.

La expectación que se vive en Italia puede compararse con la que generó el final de la serie ‘Juego de tronos’ –o, más antiguamente, ‘Dallas’– y todo son especulaciones. La mayor: ¿morirá? Otra: ¿qué pasará con su relación con Livia?

Camilleri publicó más de cien libros, y una treintena de Montabano.

De los más de cien libros publicados por el prolífico Camilleri, algo más de una treintena son de Montalbano. Los otros pueden dividirse, sobre todo, en dos grupos, las novelas históricas y las confesiones autobiográficas. Su ritmo de producción era tan elevado –hasta tres libros al año– que tanto en Italia como en España le han tenido que editar diversos sellos.

Alferj revela que “al quedarse totalmente ciego, Camilleri se hundió, cayó en una depresión muy fuerte. Yo le dije: ‘¿Y si probamos a hacerlo juntos, Andrea?’. Volver a trabajar fue fundamental para él, recuperó la ilusión. Había sido director teatral, y esa experiencia le permitía visualizar en su mente las escenas, me las representaba con gestos, era muy divertido, nos reíamos mucho”.

‘Tirar del hilo’ “nació de un hecho real, estaba Andrea viendo el programa de televisión ‘Chi l’ha visto?’, sobre desaparecidos, el caso de un chico que al final aparecía muerto en una embarcación ligerísima y se puso a imaginar la historia. Era una época en la que se decía que los emigrantes eran ladrones, delincuentes, gente que venía a robar, a violar… Por eso quiso que los suyos fueran músicos, gente con oficios, para él era esencial mostrar que eran gente normal que escapaba del horror. Y destacar la unidad del Mediterráneo. Solía decir: ‘Todos vivimos al borde de la misma piscina’, pues Porto Empedocle (su Vigata de la ficción) está muy cerca del norte de África. Para él éramos lo mismo”.

Varios críticos han señalado que, en los volúmenes dictados, Camilleri está más suelto. “Más libre y juguetón –asiente Alferj–, era su posibilidad de seguir divirtiéndose, su mejor momento en la vida”.

Cuenta que, pese a perder la vista, “me pedía que le describiera las portadas de sus ediciones en todos los países. Y, al irse a dormir, pensaba en los cuadros que más había amado en su vida, por ejemplo en ‘La flagelación’ de Piero della Francesca, y se ejercitaba recordando los elementos, los personajes, el color, la forma, el movimiento… Lo hizo hasta el último día, tuvo una vida plena”.

Una de las peculiaridades de los Montalbano es la introducción del idioma siciliano. Carlos Mayor, su actual traductor al castellano, destaca que “cada vez lo hacía más. Si hubiera visto directamente el libro número 30 me habría parecido muy complicado, pero los italianos han ido aprendiendo ese lenguaje progresivamente. Es un universo lingüístico propio”.

“Al principio, no encontraba editor porque le decían que, con tanto siciliano, no se entendía nada”

Para Pau Vidal, el traductor al catalán, “la suerte que yo tuve es que existía una tradición de la traducción catalana muy flexible, tenía grandes precedentes de traducciones que eran monumentos a la variedad dialectal italiana, mientras que el castellano y el inglés son más de la escuela asimiladora. Pese a ello, Mayor sí ha integrado muy bien toda esa riqueza en su trabajo”.

Recuerda que, al principio, Camilleri “no encontraba editor para ‘La forma del agua’, el primer volumen de la serie, le decían que el lenguaje no se entendía, y rebajó mucho lo siciliano. A medida que fue teniendo éxito, fue educando a todo un país a entender una de las lenguas de Italia, otro dialecto del latín”.

¿Qué aspecto físico tiene Montalbano? Identificado popularmente con el actor Luca Zingaretti, por la serie televisiva, Mayor recuerda, sin embargo, que “Camilleri le decía que, aunque era buen actor, no se parecía al personaje, porque el de verdad tenía pelo y bigote y se daba un aire a Pietro Germi, un director de cine siciliano, el de ‘Divorcio a la italiana’”. En ese aspecto original se basa la ilustración de Marc Pallarès que acompaña estas líneas.



Fuente: lavanguardia.es