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Reseña

Baluarte de las razas originarias de estas tierras, previo a la colonización española primero y la militar después, Valentín Sayhueque se erige en el recuerdo como un símbolo de su raza.
Definido como el “último cacique manzanero” y jerarca absoluto de los huilliches (gente del sur) habitó junto a sus tribus del sur de la provincia del Neuquén y el norte de Río Negro a mediados del siglo XVIII.
Pero estos rasgos que lo emparentan e igualan con otros caciques cuyos nombres trascendieron a su tiempo como Calfucurá, Manuel Namuncurá, Pincén o tantos otros, Sayhueque puede diferenciarse también por la visión estratégica y política que tuvo cuando el “huinca” (hombre blanco) asomó en sus feudos primitivos para quedarse en las denominadas Campañas del Desierto.
Sayhueque intentó, con sus medios y limitaciones, aparearse con los blancos pero las intenciones no van siempre de la mano de la realidad y terminó combatiendo.
A pesar de la intención de negociar con los españoles, él y su gente, no sólo fueron despojados de sus tierras del valle, sino que fueron humillados para terminar en Chubut, en un frío pueblo que nada tenía que ver con sus otroras verdes dominios.
Nació, aproximadamente, en 1830 cuando Juan Manuel de Rosas ya presentaba su proyecto de lucha contra los aborígenes a la Legislatura de la provincia de Buenos Aires. La idea de Rosas era avanzar hacia el sur del río Colorado y remontar el río Negro, es decir ingresar y dominar la Nación Mapuche.
El cacique nace en libertad, pero en un momento en que los colonizadores que gobernaban, o gran parte de ellos, no querían la integración de los originarios sino su exterminio, en nombre del avance de las fronteras y la civilización.